La biblioteca mágica
Se escuchó un click y la puerta se abrió, así que el hombre temblando la empujó lentamente y entró en aquel pequeño cuarto que no parecía en nada a una biblioteca, porque no tenía ningún estante, ni mesas, ni sillas. Sólo tenía un atrio en el centro donde reposaba un gigantesco libro.
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